A medianoche nos montamos en el tren para nuestro trayecto de 17.50 horas. Apenas podíamos movernos con las mochilas por el pasillo de cortinas y a oscuras era difícil encontrar la litera trece y catorce. Un alma caritativa atendió nuestra súplica y nos guió.
4 días y 750 gramos de experiencias acumuladas. Menos sunset y más sunrise. El cordón enrollado a la muñeca ha dejado de apretarme. Pienso en el poder transformador del fuego. El cuerpo comienza a despertar del letargo. Deposito las quejas en las cenizas y me cubro de agradecimiento al caer la noche.
Cuando la gran bola de fuego comienza su retirada ellas se cogen de la mano y arropadas por el click de la cámara de móvil de algún familiar dan sus primeros pasos hacia el mar.
Cada Febrero se hace patente en mi vida el ritmo del 3x4, el ritmo del carnaval, más fácil de sentir que de explicar. Sin embargo, es un mes antes cuando comienza el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas en el Gran Teatro Falla dando el pistoletazo para disfrutar de chirigotas, comparsas, cuartetos y coros.
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