En el desayuno una de las peregrinas americanas contó que perdió su iPhone en el tren dos días atrás mientras que el Apple Watch lo localizaba en ese momento en un pueblo a media hora de distancia.
La hospitalera activó sus protocolos de salva guarda y la policía fue al rescate inmediato pero encontró una casa abandonada. Al mediodia las peregrinas marcharon felices al saber que en Ponferrada podrían comprar otro iPhone.
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Un padre e hijo del sur llegaron apresurados tras treinta y cinco kilómetros de caminata, hay que llegar a Santiago antes de que el niño inicie el instituto, dijo el padre. Un par de holandeses portaban unos bastones de madera artesanal. A la hospitalera le encantó la espiral labrada en el mango de uno de ellos. Los ciclistas españoles que llegaron rozando la cena se fueron de tapas a la taberna vecina. Un día se encontraron tres peregrinas con el mismo pantalón que llevaba la hospitalera, lo que produjo una cascada de carcajadas.
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Una noche se ocuparon todas las sillas para cenar y el cansancio de los hospitaleros tuvo que esperar para ser atendido. Varios peregrinos solicitaron un delivery para la cena del día siguiente. La pareja de franceses que llegó al atardecer para el checkin aparcó el coche, sin permiso, en casa del vecino y se fueron a caminar por una semana. La ignorancia es la causa de lo que ocurre en el mundo, escuché decir al peregrino australiano después del desayuno.
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Una mañana la hospitalera no encontró la piedra de ‘Free Palestine’ Cómo pudo desaparecer?, dije sin dar crédito. Después de revisar las calles aledañas apareció apoyada en una pared con el mensaje oculto entre la maleza. Uno de los locales nos comunicó que a todos los que tienen la sandía en sus establecimientos Netanyahu le envía drones de vigilancia. Ándate con cuidado, dijo para despedirse. Aquí seguimos alzando la voz por una Palestina libre y el fin del genocidio.
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Un padre e hijo del sur llegaron apresurados tras treinta y cinco kilómetros de caminata, hay que llegar a Santiago antes de que el niño inicie el instituto, dijo el padre. Un par de holandeses portaban unos bastones de madera artesanal. A la hospitalera le encantó la espiral labrada en el mango de uno de ellos. Los ciclistas españoles que llegaron rozando la cena se fueron de tapas a la taberna vecina. Un día se encontraron tres peregrinas con el mismo pantalón que llevaba la hospitalera, lo que produjo una cascada de carcajadas.
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Una noche se ocuparon todas las sillas para cenar y el cansancio de los hospitaleros tuvo que esperar para ser atendido. Varios peregrinos solicitaron un delivery para la cena del día siguiente. La pareja de franceses que llegó al atardecer para el checkin aparcó el coche, sin permiso, en casa del vecino y se fueron a caminar por una semana. La ignorancia es la causa de lo que ocurre en el mundo, escuché decir al peregrino australiano después del desayuno.
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Una mañana la hospitalera no encontró la piedra de ‘Free Palestine’ Cómo pudo desaparecer?, dije sin dar crédito. Después de revisar las calles aledañas apareció apoyada en una pared con el mensaje oculto entre la maleza. Uno de los locales nos comunicó que a todos los que tienen la sandía en sus establecimientos Netanyahu le envía drones de vigilancia. Ándate con cuidado, dijo para despedirse. Aquí seguimos alzando la voz por una Palestina libre y el fin del genocidio.